Manos a la Experiencia 

7 tendencias sensoriales para diseñar experiencias que dejan huella en lo que queda del año 

En un presente donde la hiperconexión ha vuelto común incluso lo extraordinario, los eventos enfrentan un nuevo reto pues no basta con impresionar, hay que transformar y eso no se logra con más pantallas, ni con fuegos artificiales, se logra entendiendo cómo se comporta la mente humana ante lo inesperado, lo multisensorial y lo emocionalmente significativo.

A partir de investigaciones sobre comportamiento, diseño y neurociencia experiencial, y observando casos reales de diferentes industrias, recopilamos las siete macro-tendencias sensoriales que están marcando (y seguirán marcando) los eventos más potentes en lo que queda del año. 

Del show al ritual: experiencias que generan pertenencia 

Los eventos están migrando de lo espectacular a lo significativo, lo importante no es tanto que te tomen fotos, sino que sientas que estuviste en algo que tenía sentido estar por eso los formatos inspirados en rituales colectivos, aperturas simbólicas o momentos íntimos de conexión grupal generan mayor anclaje emocional. 

Estudios sobre neurociencia social sugiere que la participación en rituales colectivos libera oxitocina, incluso entre personas que no se conocen. Esto refuerza la sensación de pertenencia y memoria afectiva. 

Por ejemplo en el festival Burning Man, los asistentes escriben deseos en estructuras que luego se queman. No hay branding visible, solo un acto simbólico que se convierte en recuerdo colectivo. 

Diseño que conecta con el cerebro: emociones químicas al servicio de la experiencia 

Cada vez más, el diseño experiencial se apoya en fundamentos neurológicos, esto implica pensar en cómo un estímulo activa regiones específicas del cerebro: dopamina con la novedad, oxitocina con la conexión, serotonina con la calma. 

El museo TeamLab Borderless en Tokio trabaja con algoritmos que permiten que las obras digitales reaccionen a la presencia y movimiento de los visitantes, cada experiencia es distinta y cada recorrido estimula zonas distintas del sistema límbico. 

Bienestar sensorial: micro-escenarios de regulación emocional 

Más allá de una zona de descanso, los eventos están diseñando espacios donde el sistema nervioso pueda recargarse, áreas con luz cálida, sonidos envolventes o texturas suaves ayudan a bajar los niveles de cortisol y facilitar la atención plena. 

Google, en su evento I/O, integró salas de “neural reset” con sonido binaural, aroma a madera y proyecciones lentas que inducían estados de calma en menos de cinco minutos. 

Según un estudio de la Universidad de Exeter, pasar cinco minutos en un entorno sensorialmente regulado mejorar el rendimiento cognitivo inmediato. 

Estéticas improbables: entre la ciencia ficción y el diseño táctil 

Los materiales poco convencionales — como geles, superficies que cambian con la temperatura o textiles inflables — están tomando protagonismo, no solo llaman la atención visual, sino que generan deseo táctil y estimulación somatosensorial. 

La instalación “Marshmallow Laser Feast” en Londres convierte datos del sistema respiratorio humano en esculturas 3D que flotan y se deforman con cada inhalación. La experiencia es táctil, incluso sin contacto físico.

Co-creación multisensorial: el asistente como coautor 

Las experiencias memorables son aquellas donde las personas no solo reciben estímulos, sino que los moldean. Desde estaciones interactivas hasta espacios donde el entorno cambia con la participación, la tendencia apunta a generar recuerdo a través de la acción. 

En el festival Sensorium Galaxy, los asistentes diseñan en tiempo real sus propios paisajes emocionales usando inteligencia artificial. La participación activa se convierte en memoria consolidada. 

Estudios sobre aprendizaje experiencial muestran que la manipulación activa del entorno consolida más eficazmente la memoria a largo plazo. 

Sabor como narrativa: la cocina como lenguaje sensorial 

El gusto ha dejado de ser un servicio para convertirse en parte del relato, la coctelería molecular y la experimentación gastronómica aportan una dimensión lúdica y provocadora, especialmente cuando el sabor contradice lo que el ojo anticipa. 

En el evento de LVMH en Milán, los asistentes degustaron bombones con reacciones térmicas diseñadas para liberar aroma y sabor solo al contacto con la piel, esta mezcla de ciencia, arte y alimento funcionó como metáfora emocional del concepto general del evento. 

Identidad olfativa: memorias que se activan en 0.3 segundos 

El diseño olfativo está ganando espacio como herramienta de identidad, fragancias diseñadas para un evento no solo ambientan, sino que anclan emocionalmente a la marca o al concepto. 

Algunas marcas están creando aromas exclusivos que se extienden a velas, ambientadores o textiles post-evento. Es el caso de Le Labo o Abercrombie, que trabajan con diseñadores olfativos para garantizar coherencia sensorial. 

El bulbo olfativo está conectado directamente con el hipocampo, lo que hace que un aroma específico pueda evocar una emoción completa sin intervención consciente. 

Una narrativa emocional, no solo una puesta en escena 

Estas tendencias no son una lista de recursos espectaculares. Son señales de cambio profundo en la manera de experimentar, diseñar un evento hoy implica diseñar una narrativa emocional que se perciba con todo el cuerpo. 

¿Listo para diseñar experiencias que no solo se ven, sino que se sienten, se recuerdan y se desean repetir?

Detrás del Show

Conversemos sobre cómo convertir cada evento en una narrativa sensorial hecha a la medida de tu audiencia. 

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